Antes de ir a las cataratas, fuimos al pueblo de Niágara. Todo eran pequeñas tiendas de planta baja pintadas en colores pastel. Era como un cuento, parecía de juguete. Incluso pudimos ver carruajes.
Lo que más me llamó la atención fue una tienda que vendía artículos de Navidad. Había de todo: desde los típicos cascanueces en forma de soldado (como el de el ballet El Cascanueces) hasta bolas personalizadas y gorros que se movían y cantaban (podéis verlo en el vídeo de abajo).
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