¡Muy buenas! En el post de hoy voy a poner fotos (insértese aquí sonido de decepción). Ayer fui a dar un paseo con mi orientadora, que es argentina pero lleva muchos años aquí, y tiene una hija de mi edad. Pensé que me sentiría incómoda pero para nada. Me sentí tan bien como con mi familia.
Volviendo al tema, fuimos a Stratford. Y ahora es cuando todos gritáis: ¡LA CIUDAD DE JUSTIN BIEBER! Pues sí. Y bien que lo explotan, que hasta tienen ruta turística de Justin, con mapa incluido, pero no hablemos de eso... Nada más llegar fuimos a un parque muy bonito con patos, pedaletas, barcos de paseo y canoas que podías alquilar (menos los patos, eso no). Patricia (que así se llama la hija) estuvo sacándoles fotos porque según me contó, escogió Fotografía como asignatura y cada semana les dan un tema (por si aún no lo habéis deducido, esta semana era animales). Gabi, mi orientadora, estaba un poco decepcionada porque normalmente suele haber cisnes (blancos y negros jeje) pero ayer, por algún motivo desconocido (posiblemente que yo soy gafe), estaban en la otra punta del lago.
Acabada la sesión de fotos, nos fuimos al centro comercial. Fue la primera vez que fui de compras reales, porque las demás veces íbamos justo antes de cerrar a comprar lo que necesitaba y... Bueno, que ayer me emocioné (aunque era un centro comercial pequeñito eh, sin Forever 21 ni cosas de esas). Me gustaría decir que me controlé, pero no. Os enseñaré las cosas en otra entrada, junto con más ropa que compré otros días (que sé que os morís por verla). Y (redoble de tambores)... ¡Gabi me regaló una camisa preciosa!
Después fuimos al supermercado y me invitaron a cenar. Mientras Gabi cocinaba, Patricia y yo estuvimos viendo 17 Otra Vez (con mi querido, amado y adorado Zac Efron). Tienen muchísimas películas porque a patricia le encanta el cine, y de hecho, le gustaría estudiar Dirección de Cine y cosas de escribir guiones, porque también escribe libros. Nos puso unos aperitivos y comí fuet y pan de verdad (cosas de cenar con argentinos). Me faltó llorar de la emoción. Y la cena, como no, riquísima. Fue la primera vez que de verdad disfruté una comida desde que llegué. Y bueno, eso es todo. ¡Un abrazo canadiense!
No hay comentarios:
Publicar un comentario